Se trata de una más de esas librerías que pasan completamente desapercibidas, en este caso incluso más, no sólo por estar en una calle secundaria (el número 7 de la Rúa de O Século), sino por carecer de letrero sobre la puerta y tener un discretísimo escaparate con unos pocos libros que no se ven a primera vista. Sólo con decir que pasé delante de ella, a pesar de estar buscándola, y no la vi a primera vista.
En algún lugar había leído que estas pequeñas librerías podían llegar a ser bastante arbitrarias con sus horarios. Son los libreros los que deciden cuándo abren y cuándo cierran, generalmente bastante temprano, pero en este caso (lo que no siempre es habitual) hay un horario en la puerta. Hasta tres veces tuvimos que ir exclusivamente a esta librería para encontrarla abierta. Ni qué decir tiene que el horario que tiene pegado en la puerta no se pone para nada en práctica.
Pero la mala impresión que da la falta de puntualidad de la librería no tiene ni punto de comparación con lo que uno puede encontrarse al entrar. En una pequeña sala del tamaño de un baño medianito (lo típico en el Chiado) un par de jóvenes bien vestidos están cómodamente sentados en sillones. Al entrar da la sensación de que uno está irrumpiendo en el salón privado de una casa y que la mera presencia es una impertinencia.
A esta librería venía buscando un libro concreto, de no ser así no habría insistido viniendo tantas veces. Esta librería tiene su catálogo digitalizado dentro de Iberlibro. De esta manera pude saber que tenían un ejemplar de la primera edición de Ensaio sobre a cegueira de Saramago. Pues bien, cuando pido el ejemplar me dicen sin dudarlo un segundo que no lo tienen (ni parecen conscientes de haberlo tenido). Es entonces cuando les digo que he consultado el catálogo por Iberlibro y que tienen un ejemplar disponible. Con bastante poca profesionalidad, toda la que le falta a un librero que no conoce al dedillo lo que tiene en su librería, se ponen a consultar el catálogo para descubrir que efectivamente aparece como disponible. Después de marear una estantería dos veces llegan a la conclusión de que el ejemplar está perdido.
Además de esta impresión tan negativa, basta echar un vistazo al catálogo de Iberlibro para descubrir que no hay nada especialmente valioso en esta pequeña librería de cuatro escasas estanterías. Me fui compuesto y sin libro, pensando que si se quiere visitar alguna librería en el Chiado hay muchísimas mejores opciones.
En algún lugar había leído que estas pequeñas librerías podían llegar a ser bastante arbitrarias con sus horarios. Son los libreros los que deciden cuándo abren y cuándo cierran, generalmente bastante temprano, pero en este caso (lo que no siempre es habitual) hay un horario en la puerta. Hasta tres veces tuvimos que ir exclusivamente a esta librería para encontrarla abierta. Ni qué decir tiene que el horario que tiene pegado en la puerta no se pone para nada en práctica.
Pero la mala impresión que da la falta de puntualidad de la librería no tiene ni punto de comparación con lo que uno puede encontrarse al entrar. En una pequeña sala del tamaño de un baño medianito (lo típico en el Chiado) un par de jóvenes bien vestidos están cómodamente sentados en sillones. Al entrar da la sensación de que uno está irrumpiendo en el salón privado de una casa y que la mera presencia es una impertinencia.
A esta librería venía buscando un libro concreto, de no ser así no habría insistido viniendo tantas veces. Esta librería tiene su catálogo digitalizado dentro de Iberlibro. De esta manera pude saber que tenían un ejemplar de la primera edición de Ensaio sobre a cegueira de Saramago. Pues bien, cuando pido el ejemplar me dicen sin dudarlo un segundo que no lo tienen (ni parecen conscientes de haberlo tenido). Es entonces cuando les digo que he consultado el catálogo por Iberlibro y que tienen un ejemplar disponible. Con bastante poca profesionalidad, toda la que le falta a un librero que no conoce al dedillo lo que tiene en su librería, se ponen a consultar el catálogo para descubrir que efectivamente aparece como disponible. Después de marear una estantería dos veces llegan a la conclusión de que el ejemplar está perdido.
Además de esta impresión tan negativa, basta echar un vistazo al catálogo de Iberlibro para descubrir que no hay nada especialmente valioso en esta pequeña librería de cuatro escasas estanterías. Me fui compuesto y sin libro, pensando que si se quiere visitar alguna librería en el Chiado hay muchísimas mejores opciones.
Qué rabia dan esos libreros que son indignos de tal nombre, que no tienen ni idea de libros ni de literatura.
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