domingo, 31 de enero de 2010

Nociones básicas de tasación V

Ahora que ya sabemos cuánto vale nuestro libro voy a dar algunos ejemplos de libros que son especialmente valiosos y de libros que no tienen tanto valor como en principio pudiera parecer que tienen. Una vez más toda la información la he sacado de tasaciondelibros.com.

El libro reimpreso con más frecuencia en el mundo occidental es la Biblia, lo que hace que sea un libro muy poco valioso, sobre todo si está impresa después del siglo XVII. Ediciones puntuales de la Biblia alcanzan un valor exorbitado, sobre todo la Biblia de Gutenberg, que se considera el primer libro impreso usando tipos móviles. También pueden ser muy valiosas las primeras biblias en cada lengua, la primera Biblia Polyglota o la primera versión de la Biblia del Rey James. Son excepciones contadas.

De hecho, al igual que la Biblia, los libros religiosos en general se suelen reimprimir con mucha frecuencia o incluso masivamente, lo que hace que sus precios sean poco significativos. Este material incluye devocionarios, libros de rezos, de sermones o de instrucción religiosa. En este caso el binomio de oferta y de demanda se inclina estrepitosamente hacia la oferta: hoy en día no existe una demanda importante de este tipo de obras, por lo que su cotización es baja. Son el típico ejemplo de libros que pueden ser aparentemente antiguos y de escaso valor.

Los libros lujosamente encuadernados, obras completas, ediciones críticas, no alcanzan precios importantes si no aportan nada textualmente, es decir, si el texto es el mismo. Su precio se debe más al lujo de la edición que a su condición de libro raro.

Tampoco tienen valor libros que pueden volverse obsoletos con el paso del tiempo, como enciclopedias (salvo las primeras ediciones de la Enciclopedia Britannica o de la Encyclopedie de Diderot, no así con la Espasa española) o libros de texto (valiosos anteriores a 1850). En el caso de periódicos o revistas, dependiendo del valor histórico que tengan, pueden tener un precio nulo o un precio astronómico en colección completa.

Las reimpresiones o facsímiles son una forma barata de tener libros caros. Sólo alcanzan precios significativos cuando son reproducciones fieles y de gran calidad de manuscritos medievales. La página tasaciondelibros.com desaconseja comprarlos y advierte que no suelen alcanzar buenas cotizaciones en el mercado a pesar de que muchas veces se venden como inversiones.

Entre las ediciones más valiosas las primeras de los autores más importantes de la historia de la literatura. Simplemente mencionaré las prmeras ediciones de la primera y segunda parte del Quijote (1605 y 1615 respectivamente) y sus reediciones conmemorativas y centenarias; y lo que se conoce como el First Folio de Shakespeare, que es la primera publicación de sus obras teatrales, con un precio en torno a los 3,5 millones de libras esterlinas.

Pero esta es otra historia de la que ya hablaré más adelante y más detenidamente. Ahí quedan unos pocos ejemplos de libros que valen mucho y libros que valen poco.

sábado, 30 de enero de 2010

Nociones básicas de tasación IV

Tasar un libro no es ponerle simplemente un precio a ese libro. Implica todo un proceso tremendamente complejo en el que prácticamente hay que hacer un estudio monográfico del libro que se quiera tasar. Mediante la tasación se genera una documentación (y un certificado) referente al libro que se utiliza como garantía de su precio final.

Un tasador que haga bien su trabajo sabe que no puede ponerle al libro el primer precio que se le ocurra. Existe un marco legislativo que impide que un procedimiento tan complicado se haga al libre albedrío, una normativa y metodología concreta emitida por el Ministerio de Economía y Hacienda (Orden Ministerial del 30 de noviembre de 1994).

El proceso que se sigue para tasar libros es el Método de Comparación, que consiste en comparar el precio del libro con otros similares, cuyo valor es conocido en el mercado y que es reflejo de transacciones reales. Para comprobar este dato el tasador (librero) recurre a los catálogos y repertorios de precios desde finales del siglo XIX, teniendo en cuenta los índices de revalorización a lo largo del tiempo para la actualización del precio.

Aquí es donde entra en juego Internet, que en muchas ocasiones puede ofrecer esos catálogos o repertorios de precios de libros. Eso es precisamente Iberlibro, y en menor medida las páginas particulares de cada librería con catálogos a disposición de los usuarios. El problema es que no siempre es posible obtener el valor fiable de un libro por esta vía: la información a veces es excesiva, otras escasa, a veces incompleta, otras contradictoria. Por otra parte, no es posible en muchas ocasiones ver imágenes de los libros, lo que dificulta enormemente la comparación, sobre todo en caso de no conocer el lenguaje técnico de la bibliofilia.

Lo más fiable, sin duda, es recurrir a profesionales que tengan experiencia y fiabilidad en el tema. Una vez más tengo que recomendaros a todos aquellos que hayáis pensado alguna vez en tasar un libro la página tasaciondelibros.com, cuyos precios son completamente asequibles. No os fiéis de cualquiera, que en este mundillo hay mucho cuco.

Nociones básicas de tasación III

Una vez que tenemos la primera edición de un libro muy importante queda un factor decisivo para calcular el precio del libro: el estado en el que se encuentre. Lógicamente no es lo mismo un libro que esté en perfectas condiciones a otro que esté completamente destrozado.

Por libro en perfectas condiciones se entiende aquel que no tiene «ninguna rasgadura, mancha, óxido, polilla u otros defectos» (tasaciondelibros.com). No todos los desperfectos tienen la misma importancia, siendo los más graves los que afectan a la lectura del libro (tachaduras, subrayados, garabatos) y a continuación los que están en portada o en la encuadernación, por ser los más vistosos. Otro defecto grave es el de tener hojas sueltas o incluso alguna perdida, sobre todo si se trata de la portada.

Uno de los desperfectos más comunes en los libros son las marcas: sellos, firmas, ex-libris o super-libris (personalmente desaconsejo que se marquen los libros, porque a la larga pierden valor). Curiosamente, este desperfecto puede convertirse en ocasiones en un elemento que revaloriza enormemente el libro. Si el libro está firmado por alguien desconocido el valor del libro baja, si está firmado por algún personaje de reconocido prestigio, generalmente su autor, su valor aumenta considerablemente. Si se averigua que la historia del libro es significativa: ex-libris de algún escritor famoso al que perteneció, dedicatoria del autor a un amigo o a otro escritor conocido, etc., el libro adquiere muchísimo valor. Siempre es preferible una dedicatoria del autor que simplemente una firma.

Otro aspecto relacionado con el estado del libro es la encuadernación. En ocasiones la encuadernación de los libros está tan deteriorada (hojas sueltas, cubierta arrancada, lomo roto, etc.) que es necesario volver a encuadernarlos. No me voy a extender en la encuadernación, porque tengo intención de dedicar una entrada a los tipos de encuadernaciones que existen, pero sí diré que reencuadernar un libro (o restaurarlo) puede ser un proceso muy costoso, dependiendo del tipo de encuadernación que se elija, del estado del libro original y de su valor. Encuadernar un libro siempre es un riesgo para el propio libro, y una pérdida de la cubierta original, algo que hace que el precio del libro baje.

Sin embargo, y a pesar de ser bibliófilo, hay que dar gracias a que los libros tengan desperfectos. Para los que tenemos una economía normalita que una primera edición valiosa tenga desperfectos o que tenga una encuadernación nueva es la única forma que existe de que el precio baje tanto como para acabar en nuestra biblioteca.

jueves, 28 de enero de 2010

Nociones básicas de tasación II

Evidentemente, los libros raros son los más caros y valiosos. ¿Pero de qué depende esa rareza? Vuelvo una vez más a la página tasaciondelibros.com para comprobar qué características debería tener un libro raro.

Lo más llamativo en un libro para alguien que no está iniciado en el mundo de los libros suele ser la fecha de publicación. Se tiende a pensar que los libros más antiguos son más valiosos que los nuevos, pero esta regla no funciona siempre, ya que hay libros muy antiguos que tienen muy poco valor y libros muy nuevos que son tremendamente valiosos (de esto último ya he dado algún ejemplo). Sí se utilizan, sin embargo, algunas fechas orientativas que aseguran sin atisbo de dudas el valor de un libro: impresiones de antes de 1501 en Europa, de antes de 1520 en España, de antes de 1641 en Inglaterra o de antes de 1801 en Hispanoamérica.

La rareza no tiene por qué estar necesariamente relacionada con la escasez de ejemplares. Lo importante es que la balanza de la oferta y la demanda esté desequilibrada a favor de la segunda. Eso sí, cuando un libro es importante (me remito a la entrada anterior) si es escaso es infinitamente valioso. En cambio, un libro sin valor alguno, por mucho que sea escaso, no tiene el más mínimo interés. La rareza sí está relacionado con el número de ejemplares editados del libro, aunque no siempre es fácil de calcular.

El número de edición es otro factor a tener en cuenta. No es necesario decir que cualquier libro en su primera edición no siempre es valioso. Cuando un libro es valioso, se busca por norma general en su edición más antigua, es decir, en su primera edición, salvo en los casos de ediciones conmemorativas o especialmente lujosas. Poseer un libro importante y raro en su primera edición es tener un valor garantizado, pero su precio aún puede variar mucho en el mercado.

miércoles, 27 de enero de 2010

Nociones básicas de tasación I

A raíz de la entrada anterior ha surgido una interesante polémica en los comentarios que me gustaría ir desgranando por entregas, poco a poco. Como ya dije, no siempre existe una relación directa entre la calidad y el valor (precio) del libro. Lo normal es que así sea: los mejores libros suelen ser los más valiosos. Curiosamente, sería más difícil establecer unas reglas para decidir qué libro es mejor que para decidir qué libro es más valioso. De hecho, esas reglas que permiten establecer el precio exacto de un libro sí que existen. Muchas veces, sobre todo cuando de antigüedades se trata, se piensa que pueden llegar a tener un valor incalculable. Esto no es así: lo que ocurre es que para calcular ese precio hay que conocer las reglas que he mencionado, y sobre todo, hay que tener una cierta experiencia y amplios conocimientos en el mundo del libro antiguo y de la bibliofilia.

Como ya dije al abrir el blog, no soy un experto en tasación. Cuando dé el precio de algún libro lo daré de forma aproximada, haciendo una especie de media entre su mayor valor y su mínimo. La información que he usado para elaborar esta serie de artículos la he sacado de la mejor página sobre tasación de libros que conozco. Si alguien quiere más información le recomiendo que se lea completamente esta página y esta, aunque yo iré comentando en varias entregas qué hay que tener en cuenta para tasar un libro.

Un libro se convierte en un objeto deseado por bibliófilos en el momento en que se considera una rareza, que ocurre cuando la demanda es infinitamente superior a la oferta que hay de ese libro. Para que se produzca este aumento desproporcionado de la demanda el libro tiene que ser especialmente importante y significativo en la historia de la Humanidad. Recojo aquí directamente las palabras de tasaciondelibros.com porque me parecen tremendamente esclarecedoras.

«Los libros más buscados son, normalmente, las ediciones significativas de trabajos importantes en las artes y las ciencias. Éstos incluyen los informes tempranos de descubrimientos o de invenciones; trabajos literarios o históricos; libros con ilustraciones que dan una nueva interpretación de un texto, o son el trabajo de un artista reconocido; las primeras impresiones de un país, de una región, o una ciudad determinada. Algunos libros pueden tener más interés si su texto fue censurado, o poco reconocido en su día, por lo que han sobrevivido pocos ejemplares. Un libro también puede tener características físicas que aumenten su importancia - una encuadernación especial, un nuevo proceso de impresión, un diseño innovador, una dedicatoria o inscripción significativa.»

domingo, 24 de enero de 2010

Best Sellers: la moderna bibliofilia

Que la novela de una autora primeriza publicada en 1997, en su primera edición y con firma autografiada, alcance precios astronómicos puede parecer sorprendente. Quizá la sorpresa no sea tan mayúscula si aclaro que la novela en cuestión es Harry Potter & The Philosopher's Stone y su autora, por supuesto, J. K. Rowling. La sorpresa inicial puede convertirse rápidamente en pavor si concreto esa cifra astronómica en una real: más de 40000 euros es lo que ha llegado a alcanzar en algunas subastas. Las circunstancias también hacen de esta primera edición un hallazgo valiosísimo, porque se trata de una tirada muy corta de una editorial muy pequeña.


Esto me lleva al libro que, como dije, me había llamado la atención en la lista de Iberlibro de libros más caros vendidos en el 2009. Concretamente me refería a Twilight de Stephanie Meyer, vendido por 1400 euros, aunque puede llegar casi a los 3000 euros. Lo de Harry Potter, hasta cierto punto, puede ser comprensible, debido a su impacto mundial, pero el caso de Meyer es más inexplicable, porque, sin ser tan extremo, no es una autora que haya tenido tanta repercusión como J. K. Rowling.

Parece como si la literatura juvenil fuera más proclive al fanatismo ciego que endiosa obras y autores y que, al fin y al cabo, es capaz de convertir un libro en una valiosa joya de coleccionismo. Lo digo porque el precio de la primera edición de Twilight es muy parecido al precio del best seller más famoso que se me ocurre ahora mismo,
The Da Vinci Code de Dan Brown. El negocio está asegurado, más aún cuando Brown estira el chicle en una continuación y Rowling o Meyer en una saga.

Sólo por dar un marco de referencia, para que el lector no experto sepa cómo interpretar los datos que he dado, diré que una primera edición del Primer romancero gitano de Federico García Lorca no llega a los 3000 euros (sólo los pasa en magníficas condiciones), o que una primera edición de Poeta en Nueva York no sube de los 1200 euros. Por mencionar obras más clásicas, de Lope de Vega por ejemplo, las primeras ediciones de Iervsalen conqvistada (1609) o de Laurel de Apolo (1630) llegan como mucho a 6500 euros.

A la vista de estos datos es evidente que en bibliofilia el valor y la calidad de un libro son dos atributos que no tienen por qué ser simultáneos. Es más, a veces, incluso, se pueden llegar a contradecir.

martes, 19 de enero de 2010

Los libros más caros vendidos en IberLibro en 2009

Aquí os dejo la lista de libros más caros vendidos en Iberlibro durante el 2009.

De entre todos ellos destaco los dos más caros: un libro de Giovanni Battista Piranesi de 1765 sobre arquitectura romana de la época de la primera república y los primeros emperadores valorado en 12.680 euros y dos volúmenes de Lewis Carroll, la segunda edición de Alice’s Adventures In Wonderland de 1866 (su primera edición es una verdadera rareza millonaria) y la primera edición de Through the Looking Glass and What Alice Found There de 1872 por 10031 euros.

Fuera de la lista, de AbeBooks, la versión inglesa de Iberlibro, destaco The Chronicles of Narnia (concretamente The Lion the Witch and the Wardrobe: A Story for Children) de C. S. Lewis, vendido por 8132 dólares.

Hay otro libro en la lista de Iberlibro que ha llamado poderosamente mi atención, pero de ese hablaré en una próxima entrada. A ver si alguien adivina cuál es.

lunes, 18 de enero de 2010

Iberlibro, Sancta Sanctorum del bibliófilo

Desde que abrí el blog, y ya en la primera entrada, he dicho varias veces que mis conocimientos de bibliofilia son todavía escasos. Es algo que me gustaría ir resolviendo poco a poco, al tiempo que este espacio me obliga a estar conectado con el mundo de los libros y a ir aprendiendo.

Para ser bibliófilo no basta con amar los libros, hay que conocerlos hasta en sus detalles más milimétricos. No podría ser de otra manera: imaginaos que voy a una librería de viejos y gasto una importante cantidad de dinero en un libro para descubrir más tarde que no vale ni una quinta parte de lo pagado. Ni el librero va a admitir la devolución ni nosotros recuperaremos el dinero perdido. Por eso, a la hora de ir a una librería a comprar un libro caro, hay que conocer un mínimo de tasación. Calcular el precio exacto de un libro implica tener en cuenta aspectos muy técnicos y específicos, que desde luego no están al alcance de muchos compradores. Una buena opción cuando el libro es propio es pagar una tasación, pero claro, esto no es posible hacerlo en la librería antes de comprarlo. Entonces, ¿cómo comprar un libro sin tener la sensación de estar lanzándose a ciegas en el vacío? ¿Acaso tendremos que fiarnos de la buena voluntad de nuestro librero, que ha sabido dar con el precio más acertado? No digo que haya que desconfiar de los libreros ni que busquen a toda costa el lucro ―es una profesión necesariamente vocacional―, pero en muchas ocasiones podemos comprar algún artículo pensando que comprábamos otro, sin que el librero pueda orientarnos al respecto.

Mis conocimientos de tasación son muy limitados. La experiencia me ha llevado a pensar que la mejor forma de saber cuánto vale un libro no es hacer un curso sobre tasación sino consultar muchos catálogos. Hace años, antes de la invención de Internet, los catálogos había que pagarlos; hoy en día se pueden consultar gratuitamente en Internet. Quizá no sea el procedimiento más ortodoxo, pero buscando, comparando, observando cuidadosamente las especificaciones técnicas, es la forma más efectiva que he encontrado de momento para decir de forma aproximada el precio de un libro.

Esa es la función que cumple Iberlibro en Internet. Esta página es una red de librerías que ofrecen sus catálogos para vender online. Cómodamente, desde el ordenador de casa, se pueden consultar librerías en todo el mundo. Después sólo hay que hacer un par de clicks y esperar a que te manden el pedido a casa. Una forma muy cómoda de comprar exactamente lo que se quiere al mejor precio, comparando los distintos precios que cada librería tiene para un mismo ejemplar.

Por supuesto que el invento tiene sus inconvenientes: el no poder comprobar el libro in situ hasta que llega a casa. Sin embargo, si se usa esta herramienta simplemente para obtener el precio medio de un libro puede ofrecer información muy valiosa, sobre todo si después uno tiene pensado desplazarse en persona a la librería y pedir ese mismo libro que previamente habíamos consultado en la página.

Iberlibro no es sólo una poderosa herramienta para el bibliófilo. Es una magnífica oportunidad para cualquier lector y comprador de adquirir ejemplares descatalogados, libros usados a buen precio, rarezas o títulos concretos. Esta es la descripción que hay en la propia página: «IberLibro es un mercado online de alcance mundial con 110 millones de libros nuevos, antiguos, agotados y de ocasion, puestos a la venta por miles de librerías de todo el mundo». Por todo ello, es una página que conviene tener siempre a mano en Favoritos.

Os aseguro que es difícil recordar cómo era la vida antes de Iberlibro después de haberlo conocido.

domingo, 17 de enero de 2010

Cuando la biblioteca se convierte en enemiga del libro

Mi intención era escribir esta entrada más adelante, pero un comentario de mi amigo Rafa sobre las bibliotecas me ha llevado a la necesidad de demostrarle por qué ese lugar que, teóricamente es de culto a los libros, puede convertirse en muchas ocasiones en su enemigo.

Por supuesto que la función que realizan las bibliotecas es encomiable y cualquier que me conozca sabrá que mi vocación frustrada es la de bibliotecario. Rafa compara las bibliotecas con una sociedad comunista, en la que sacas el libro, lo lees y lo devuelves para que otro lo lea. No cabe duda de que la democratización de la cultura es una de las cosas más positivas que un gobierno puede hacer por su país. Pero nunca perdamos de vista que el sacrificio que hay que hacer por el bien común se paga en libros.

Y es que este comentario me trajo a la memoria una entrada que había visto recientemente en El bibliómano. En él se hacía referencia a un artículo publicado en Bookride sobre la obra de William Blades The enemies of Books, en la que se indica la siguiente lista de enemigos: fuego, agua, gas y calor, polvo y abandono, ignorancia e intolerancia, encuadernadores, funcionarios y niños, ratones de biblioteca y otros bichos. Todo esto viene a cuento de un libro en un penoso estado de conservación encontrado en una biblioteca.

El libro en cuestión es la primera edición de Gerardo Diego de La suerte o la muerte. Poema del Toreo de 1963. El título, paradójicamente, no podría estar mejor puesto para simbolizar el estado del libro: por un golpe de mala suerte el libro acabó en una biblioteca, lo que supuso su muerte. El libro está etiquetado de varias maneras, con celo o con bolígrafo, casi se podría decir a mala leche, y con una incompetencia que no conoce límites, pues se nota que ha pasado por varios procesos de catalogación, sin que ningún bibliotecario se apiadara de él. No me cabe duda de que ese esa es la suerte de todos los libros de esa biblioteca. Lo más gracioso de todo es que su ficha de préstamo permanece en blanco, condenado al olvido y al polvo de la estantería.


Pues bien, este libro de Gerardo Diego, con ilustraciones de Molina Sánchez, forma parte de una edición especial de 300 ejemplares, con una poesía inédita en facsímil autógrafo para Bibliófilos Taurinos. Este libro no vale menos de 50 euros, y su precio normal está alrededor de los 100, pudiendo alcanzar los 150 incluso. En el estado en que está no creo que llegue ni a 50.

Y si este es el daño que pueden causar al libro los bibliotecarios, que se supone que algo deberían entender del tema, no quiero ni pensar lo que pueden llegar a hacer los usuarios de la biblioteca. Como comentaba en la entrada anterior, lo que se usa se acaba gastando, y lo que no es de uno, por desgracia, se usa con desidia. Algún día dedicaré una entrada al lamentable estado al que puede llegar un buen libro por culpa de los usuarios de bibliotecas.

sábado, 16 de enero de 2010

Reconversión de una apología del coleccionismo de muñecos de Jesús Beades a una apología del coleccionismo de libros

Tanto Rosa como yo tenemos gustos caros. Yo amo los libros caros y ella la ropa cara. Detrás de todo gusto caro hay un afán de coleccionismo acaparador que va más allá del utilitarismo de los objetos. Deberíamos comprendernos mutuamente, aceptar la necesidad de gastar mucho en algo aparentemente insignificante, y sin embargo, un abismo separa ambas formas de coleccionismo.

Ella no comprende que yo compre libros para dejarlos en una estantería y que sea feliz únicamente contemplándolos, cogiéndolos de vez en cuando, echándoles un vistazo, o simplemente sabiendo que están ahí. Jamás se me ocurriría leer uno de esos libros, para eso compro una edición vulgar. Yo, en cambio, soy incapaz de comprender que ella utilice sus objetos especiales, que se ponga esas botas o esos pantalones tan caros. Seguramente durarán mucho tiempo, porque lo caro se usa poco y con mucho cuidado, pero al final se acabará gastando. Durarán años, pero acabarán en la basura, o rotos en algún armario, que es lo mismo.

Como tributo a ese coleccionismo contemplativo me gustaría rescatar un texto que Jesús Beades puso en su blog para referirse al coleccionismo de muñecos. Se verá que, salvando las distancias, es perfectamente aplicable a los libros.



«Suso me ha hecho pensar en el llamado "objeto del amor". Ese giro chestertoniano ("Lo que importa no es saber adónde va el amor, sino de dónde viene") revela una verdad: se puede amar de maneras muy distintas el mismo objeto (objeto en su sentido filosófico), pero eso convierte el lenguaje en una ficción necesaria. El "yo amo" de una persona, y el "yo amo" de otra responderían a dos realidades distintas (no digo "absolutamente distintas" porque me parece imposible, pero sí muy distintas). Como lo que dice Lewis: decir "a ti te gusta leer a Dante, y a mí me gusta ver el futbol" en realidad es un espejismo del lenguaje, pues ese verbo, gustar, responde aquí a dos realidades diferentes.

»Muy bien. Pero... ¿Y si el amor que se tiene es contemplativo, al modo en que lo explica Suso, y el objeto aparentemente indigno? Pienso en el coleccionista, también de dos tipos: el que le gusta decir: "me ha costado un pastón, sólo hay mil ejemplares", y ese otro que mira su muñeco de Skeletor, o su sello decimonónico, o su avión de hojalata, o su Mini del 73, o su Fender Stratocaster del 62, y pienso que la vida, al fin y al cabo, es hermosa, y que si los hombres hacen esas maravillas no todo está perdido. Y se le alegra el corazón.

»En este último caso solemos hablar, con demasiada ligereza, de idolatría. Y sin embargo, es evidente que el muñeco no es Dios, ni siquiera un dios. Más fácil es confundir el amor erótico con un dios (que se convierte en demonio, por tanto), que a un Darth Vader de 12 pulgadas. Su humilde plástico y su desvalida escala nos lo impide. Sencillamente, sentimos que hay "algo divino" ahí dentro. El coleccionismo, por tanto, es un método estrafalario, chestertoniano, de renunciar a la idolatría.»

Jesús Beades

jueves, 14 de enero de 2010

De cómo me convertí en bibliófilo III

El último paso para entrar de lleno en el mundo de la bibliofilia también lo di en Barcelona, aunque podría haber pasado en cualquier otra parte. Me refiero a Internet.

Poco tiempo después de haber comprado el libro de Cortázar descubrí que en Ebay (como no podía ser de otra manera) existe un mercado interesante de libros. Al principio me abrumó una página tan llena de libros buenos a precios aún mejores, pero poco a poco me fui dando cuenta de que tenía cierto truco. Recuerdo que el primer libro que pude comprar en Ebay fue Caprichos de Gómez de la Serna. Aunque en Ebay las subastas muchas veces empiezan a precios irrisorios, aunque parece fácil conseguir libros a buen precio, en los últimos minutos (o incluso segundos) el precio se dispara alcanzando casi el nivel normal de mercado, de manera que al final acabas pagando lo mismo que en una librería normal. Hace poco, por ejemplo, estuve haciendo un seguimiento a un par de libros de José Hierro, Tierra sin nosotros y Con las piedras, con el viento (muy valiosos porque son su segundo y tercer libro), y en prácticamente los últimos minutos la puja subió casi 100 euros. A pesar de eso sigo visitando esta página cada semana para ver las novedades.

Más adelante conocería otra página, Todocolección, menos famosa pero más específica, por estar especializada en antigüedades. En Todocolección no hay tantas novedades como en Ebay pero la oferta es más real. Durante un par de años estuve recibiendo diariamente correos con novedades, lo que me llevó a familiarizarme bastante con esta página en la que sí he comprado varios libros.

Por último, el descubrimiento estrella, sin el cual este blog no podría ser posible ni yo podría haber sido bibliófilo. Me estoy refiriendo a Iberlibro, la mejor página de venta de libros que existe en Internet. Esta página ha sido tan importante en mi amor por los libros que prefiero dedicarle toda una entrada a ella.


Esta ha sido en pocas pinceladas la trayectoria que he seguido hasta llegar al momento actual, el momento en que abro este blog y escribo estas líneas. Sólo espero que mi verdadera pasión por los libros empiece ahora y se desarrolle de aquí en adelante.

martes, 12 de enero de 2010

De cómo me convertí en bibliófilo II

Durante un año mi pasión por las primeras ediciones se mantuvo aletargada. En 2006 estábamos en Barcelona visitando a la familia de Rosa. En uno de los paseos por el casco antiguo nos topamos con un mercadillo de antigüedades en la Plaza de la Catedral. No me llamó demasiado la atención, salvo un puesto, no demasiado grande, en el que se vendían libros. Según costumbre, empecé a rebuscar en los libros para encontrar alguna ganga. Nada fuera de lo común, excepto un libro de Cortázar, 62 modelo para armar. Estaba dentro de una bolsa de plástico transparente, con un precio que marcaba 120 euros. Rosa y yo debimos sorprendernos muy ruidosamente, porque el librero rápidamente vino hasta nosotros para explicarnos que teníamos en nuestras era una primera edición de Cortázar. A continuación puso en valor el ejemplar, diciendo que se encontraba en perfecto estado y que ese era el precio razonable para este tipo de libros. Debimos parecerle de confianza, o tal vez le pareció que éramos fáciles de convencer, el caso es que nos rebajó 20 euros el precio del libro. Nosotros le dijimos que teníamos que pensarlo y que de todas formas no teníamos ese dinero, que tendríamos que ir al cajero a sacarlo.

Así fue como dejamos el puesto y nos encaminamos hacia Portal del Ángel. Los siguientes cinco minutos fueron claves para que acabara de convertirme en bibliófilo. Por una parte 100 euros seguía siendo una cantidad considerable para un libro (y este en concreto lo he llegado a ver por unos 30 euros) y por otra la posibilidad de tener una primera edición de Cortázar era innegablemente mágico. Yo en realidad lo tuve siempre claro, pero cinco minutos tardé en exponer a Rosa mi necesidad de comprar el libro. Así que rápidamente fuimos al cajero y volvimos a la Plaza de la Catedral con los 100 euros.

Cómo no puede ser de otra manera, es un libro al que tengo también un cariño especial. Como dato curioso, algún tiempo después conseguí comprar por Internet otra primera edición de 62 modelo para armar a un precio inmejorable. Es el único caso de dos ejemplares de una misma edición de mi biblioteca.

lunes, 11 de enero de 2010

De cómo me convertí en bibliófilo I

La verdad es que mi bautismo en la bibliofilia no pudo haber sido en un sitio mejor: en la cuesta de Moyano de Madrid. Desde que estoy con Rosa Madrid tiene un significado especial en mi vida: allí fue nuestro segundo encuentro y cada verano siempre que podemos volvemos. En el 2005, en una de esas escapadas, que siempre tenían un cariz cultural, decidimos visitar la famosa cuesta de Moyano, junto al Jardín Botánico, cerca del Museo del Prado. Yo iba con la idea encontrar una ganga, de comprar algún título interesante a buen precio, que es lo que normalmente solía buscar en las ferias del libro antiguo.

Habíamos comprado una biografía de Salvador Dalí de Antonio D. Olano con el aparatoso título de Nacimiento, vida, pasión, muerte, resurrección y gloria de Salvador Domingo, Felipe, Jacinto Dalí Doménech Cusi y Farrés Marqués de Dalí y Pubol, cuando topamos con la Narrativa completa de Pedro Salinas en Barral Editores. Yo hacía tiempo que quería comprar y leer, por curiosidad, La bomba increíble, que por supuesto se incluía en el volumen, junto con Víspera del gozo y El desnudo impecable y otras narraciones. Cuando abrí el libro por la última página para buscar el precio bajo este me encontré una inscripción a lápiz que, desde ese momento y ya para siempre, marcaría mi relación con los libros: «1ª Edición». El precio del libro, 30 euros, nos pareció demasiado para el tipo de edición (y no es descabellado, que este libro lo he visto por 12 euros), pero la posibilidad de tener una primera edición de Pedro Salinas me pareció increíble. Al pagar los 30 euros y pensar que, aunque caro, merecía la pena, nunca podría imaginarme que años después ese precio me parecería una minucia por un libro. También después descubrí que lo que yo imaginaba una primera edición de Pedro Salinas no era exactamente tal, aunque esa es ya otra historia. Conservo ese libro como si de verdad fuera una primera edición y le tengo mucho cariño porque gracias a él me entró el gusanillo de ciertos libros
.

jueves, 7 de enero de 2010

A modo de prefacio

Poco más tengo que añadir a lo dicho en La piedra de Sísifo. La necesidad de llevar unas anotaciones sobre mis primeros pasos en el mundo de la bibliofilia me han obsesionado tanto en los últimos tiempos que me he visto en la necesidad de abrir este espacio más como vía de comunicación, aunque sea conmigo mismo, que como desahogo.

Tanto el título del blog como la dirección dan una idea de lo que pretendo. Los libros de bolsillo, hoy en día, está relativamente menospreciados frente a las ediciones de lujo, de pasta dura, con forros y bonitas encuadernaciones. No me interpretéis mal, no quiero decir que los libros de bolsillo se consideren peores, pero estoy seguro de que si alguien tiene que hacer un regalo a un padre, a un hermano o a un amigo, siempre elegirá la edición más cara. Es normal, siendo la edición de bolsillo más barata, algo que ya se comprueba en la estrategia de todas las editoriales. Si un libro modestamente editado tiene tirón sale rápidamente en edición de lujo; en cambio, los libros que se supone que van a tener ese tirón de antemano salen primero en edición de lujo y una vez que ya se ha agotado el mercado de compradores se pasa a la más asequible edición de bolsillo.

Y aunque me he declarado como bibliófilo perdido se da en mí una curiosa paradoja. De momento las ediciones de lujo no me interesan lo más mínimo. Si el texto es el mismo prefiero mil veces la edición de bolsillo, que es más práctica, manejable y discreta. Los lujos los prefiero en el contenido. Me da igual (ya digo que de momento, quizá mañana cambie) la calidad del papel, de la tinta, la presentación y todos esos detalles que hacen que el precio del libro se incremente. Mi bibliofilia es muy concreta.

Lo que de verdad me interesa, lo que me quita el sueño por las noches, lo que me tiene absolutamente enamorado, son las primeras ediciones. Y no todas. Muchas de ellas, primerizas, son discretas, deslucidas, de baja tirada, para que la editorial no corra riesgos. Esas son las más valiosas, porque cuando el escritor se consolida las tiradas son mayores y el libro pierde su carácter de singularidad. Pero tiempo habrá para que me detenga en por qué esta obsesión por las primeras ediciones. Sólo decir que rebuscar durante horas en una librería de viejos y encontrar algo es una de las mayores satisfacciones que me ha proporcionado la vida.

El otro sentido del título del blog se refiere a mi condición de bibliófilo. Hace poco tiempo que lo soy, primero tímidamente, ahora declarado de forma pública. No tengo conocimientos ni preparación específica de bibliófilo. No sé nada de tasación. No he hecho cursos ni he leído libros (todavía). Lo poco que sé de bibliofilia lo he ido aprendido de forma autodidacta. De hecho, este blog nace como un intento más de completar mi formación, aclarar ideas, obligarme a estar más metido en el mundillo, etc. Pero ante todo, y por encima de todas las cosas, quiero dejar bien claro (y por eso lo repito) que hablo desde la humildad de quien está aprendiendo. Yo soy como uno de esos libros de bolsillo, no puedo acceder a todos los libros que me gustaría comprar porque tengo un sueldo normalito y una vida normalita que se come gran parte. Frente a esos bibliófilos de lujo que compran ediciones del siglo de oro o manuscritos autografiados, yo sólo puedo adquirir los libros que mis posibilidades me permiten.

Vaya por delante la infinita pasión que siento hacia los libros.