Esto me lleva al libro que, como dije, me había llamado la atención en la lista de Iberlibro de libros más caros vendidos en el 2009. Concretamente me refería a Twilight de Stephanie Meyer, vendido por 1400 euros, aunque puede llegar casi a los 3000 euros. Lo de Harry Potter, hasta cierto punto, puede ser comprensible, debido a su impacto mundial, pero el caso de Meyer es más inexplicable, porque, sin ser tan extremo, no es una autora que haya tenido tanta repercusión como J. K. Rowling.
Parece como si la literatura juvenil fuera más proclive al fanatismo ciego que endiosa obras y autores y que, al fin y al cabo, es capaz de convertir un libro en una valiosa joya de coleccionismo. Lo digo porque el precio de la primera edición de Twilight es muy parecido al precio del best seller más famoso que se me ocurre ahora mismo, The Da Vinci Code de Dan Brown. El negocio está asegurado, más aún cuando Brown estira el chicle en una continuación y Rowling o Meyer en una saga.
Sólo por dar un marco de referencia, para que el lector no experto sepa cómo interpretar los datos que he dado, diré que una primera edición del Primer romancero gitano de Federico García Lorca no llega a los 3000 euros (sólo los pasa en magníficas condiciones), o que una primera edición de Poeta en Nueva York no sube de los 1200 euros. Por mencionar obras más clásicas, de Lope de Vega por ejemplo, las primeras ediciones de Iervsalen conqvistada (1609) o de Laurel de Apolo (1630) llegan como mucho a 6500 euros.
A la vista de estos datos es evidente que en bibliofilia el valor y la calidad de un libro son dos atributos que no tienen por qué ser simultáneos. Es más, a veces, incluso, se pueden llegar a contradecir.
domingo, 24 de enero de 2010
Best Sellers: la moderna bibliofilia
Que la novela de una autora primeriza publicada en 1997, en su primera edición y con firma autografiada, alcance precios astronómicos puede parecer sorprendente. Quizá la sorpresa no sea tan mayúscula si aclaro que la novela en cuestión es Harry Potter & The Philosopher's Stone y su autora, por supuesto, J. K. Rowling. La sorpresa inicial puede convertirse rápidamente en pavor si concreto esa cifra astronómica en una real: más de 40000 euros es lo que ha llegado a alcanzar en algunas subastas. Las circunstancias también hacen de esta primera edición un hallazgo valiosísimo, porque se trata de una tirada muy corta de una editorial muy pequeña.
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¡Qué inesperada alegría verte por este lado de la blogosfera! :D
ResponderEliminarSobre este tema puedes consolarte pensando que dentro de 10 años (20 como mucho) estos libros que ahora valen cifras astronómicas no tendrán ningún valor, mientras que los de Lorca o Lope de Vega seguirán con su escalada pasito a pasito. Eso espero, vaya.
Lo veo poco probable, Kirye. Es muy difícil que el precio de un libro baje, lo normal es siempre que suba. También es que yo he hecho un poco de trampa comparando el mercado inglés con el español. Más adelante me detendré a explicarlo y a compararlos más detalladamente.
ResponderEliminarA mí hay algo que me inquieta. Por mucha literatura juvenil que sean Harry Potter o la saga de Crepúsculo esos jóvenes lectores jamás comprarán un libro de 40000 euros.
ResponderEliminarLos compran adultos, obviamente, y entonces me pregunto qué les lleva a gastarse una cantidad tan grande de dinero en un libro que en el fondo tiene tan poco valor literario. ¿Es simplemente la exclusividad? ¿En eso se basa en realidad la bibliofilia? No sé mucho sobre el tema pero son cuestiones que me planteo...
Sí que hay un componente bastante fuerte de exclusividad y de fetichismo. El mismo que podría haber en aquel que colecciona objetos de famosos. Cuanto más importante sea el famoso más valor tendrá el objeto. Lo que pasa en literatura es que se da un hecho curioso: esos objetos son al mismo tiempo obras de arte. El arte, al mismo tiempo, al convertirse en un objeto comercial queda sometido los caprichos del mercado. ¿De qué depende que un autor hoy se cotice en cero y mañana en mil? ¿Un artista empieza a valorarse desde la minoría o desde la masa?
ResponderEliminarLa bibliofilia en sí es el amor por los libros. Creo que el contenido (calidad) no importa tanto como el objeto material (valor). Normalmente suele estar relacionado, aunque no es obligatorio. Sobre todo creo que depende del impacto histórico que el libro tenga en el mundo. Los más valiosos son los libros que hacen la Historia y que pasan a la Historia de la Humanidad. Quizá algún día dedique una entrada a esta cuestión.
No sé si me he explicado.
Me he quedado muy sorprendido. Yo pensaba que el libro al que te referías era el de Bartolomé de Las Casas. El de Crepúsculo yo no lo había visto en la lista. Qué raro.
ResponderEliminarA Laura le encantará saberlo;)
Un abrazo, amigo
Pues me parece una lástima que libros como Harry Potter o como Crepúsculo puedan valer tanto dinero, quizá porque en mi mente no entra que prime el objeto más que la calidad de la obra, ojalá y sea cierto que es porque cambian el curso de la Historia y no simplemente por fetichismo y exclusividad como dije al principio.
ResponderEliminar¡Gracias por la contestación, ahora me ha quedado más claro!
Me encanta la Piru:
ResponderEliminar"qué les lleva a gastarse una cantidad tan grande de dinero en un libro que en el fondo tiene tan poco valor literario. ¿Es simplemente la exclusividad"
"en mi mente no entra que prime el objeto más que la calidad de la obra"
¿Qué me dices de Gucci? ¿Y de Manolo Blanik? ¿Dior? ¿Sephora?
Grandes cantidades de dinero...exclusividad...gastar en lo absurdo...
Supongo que si -llamémosle Dios- nos diese unos cuantos milloncejos a cada uno para malgastar en caprichos, las elecciones serían dispares, pero todas igualmente inútiles.
Cada quien gasta y malgasta según sus posibilidades, gustos y criterio (o falta del mismo). Nadie busca la calidad, en nada, es así.
A mí me parece una lástima que unos zapatos puedan costar lo que cuestan unos zapatos, por muy Manolos que sean...
ResponderEliminar¡Bravo, muñequita mía!
ResponderEliminarPues no estoy de acuerdo contigo.
ResponderEliminarPrimero porque yo hablo de la calidad literaria. Si quieres poner como ejemplo la moda adelante, pero no tiene nada que ver ya que la exclusividad en la moda es siempre la misma: todos los diseñadores famosos trabajan com materiales carísimos (cristales, cuero, seda natural...) y por eso son caros, nada más. Lo que yo he dicho, y creo que no tiene nada que ver con tu mensaje, es que me da pena que en la bibliofilia no se le dé importancia a lo que yo considero básico en los libros, es decir: qué estén bien escritos.
Para mí un libro normal y corriente como es Harry Potter no vale 40.000 euros. Porque entonces la bibliofilia se convertiría en un gastar de forma exclusiva y sin sentido (como comprarse una moto o una joya) y no sería el "amor por los libros" que debería ser.
Creo que tengo en más alta estima la literatura que todo lo demás y por eso opino de este modo, pero ey, cada uno con lo suyo, yo seguiré considerando que lo que debe tener en cuenta un bibliófilo a la hora de comprar un libro es la obra en sí y no la repercusión mediática que haya tenido -a no ser que vayan unidas-, pero siempre habrá gente que se gaste 40.000 euros en Harry Potter (y 1.500 en un Chanel), sólo que siendo estudiante de filología me duele más lo primero.
Por cierto Laura, ¿de verdad te alegra que Crepúsculo se venda por tanto? Porque yo creo que Rafa está equivocado en ese aspecto contigo. ¡Yo he sido fan de Harry Potter muchísimos años y me da vergüenza!
ResponderEliminarPara empezar, ¿yo he dicho que me alegre por Crepúsculo? Estoy enamorada de ese libro, pero no me gastaría más de 20 pavos en él.
ResponderEliminar¿Bibliofilia? ¿Quién ha dicho que gastarse una millonada en una primera edición de un best seller pueda considerarse bibliofilia? No lo es, no es más que un acto de fanatismo absurdo y descontrolado, igual que gastarse 500 pavos en unos Manolos o 100 pavoas en un tarrito de maquillaje de Sephora, ni más ni menos. Imaginaos que en vez vez vender posters, el merchandising crepuscular se extendiese a vender óleos o acuarelas de los Cullen, ¿tendría el mismo valor que un Monet? Pues seguro que se venderían a precio de oro.
Respecto a la moda, dudo mucho que el precio de cierto trapitos -véanse los Ruiz de la Prada- se justifique por su calidad y sus materiales.
Si tuvieses dinero, ¿en qué lo gastarías? Sé sincera. ¿De verdad mirarías por cada euro y controlarías ese patrón euro-calidad? ¿De verdad? ¿La exclusividad y la moda no te influirían ni un poquito?
Pues no culpes a los demás por caer en tentaciones sólo porque tú/nosotras no podemos permitírnosla.
A mí todo gasto astronómico de este tipo me parece totalmente injustificado. Ahora bien, que como, por desgracia, nuestro sistema lo permite, que cada cual haga con su dinero lo que le dé la gana.
ResponderEliminarPor otra parte, el tema de las cotizaciones es totalmente relativo. Cualquier objeto de coleccionista vale el precio que su propietario estipule y que el comprador esté dispuesto a pagar. Y en esto influyen dos aspectos: el nivel adquisitivo del comprador y su nivel de fanatismo y veneración ante el objeto que pretende adquirir. No creo, como dice Rosita, que un producto, da igual de qué tipo sea, cueste tanto como producirlo (el precio de venta de cualquier producto siempre se infla por encima de su coste de producción para beneficio del empresario, que es el que se queda con la plusvalía;). Lo que cuesta es la marca y la publicidad que se le hace, en mi opinión. Sí entiendo su postura en cuanto a la relación de proporcionalidad que debería existir entre el precio de la materialidad de un libro y la calidad literaria de su contenido. Pero todo es irracional en el terreno del coleccionismo.
Besitos y abrazos
No voy a extenderme mucho en mi comentario porque tengo la intención de sacar dos entradas sobre el debate que ha surgido.
ResponderEliminarPrimero, detrás de todo coleccionismo hay un negocio y detrás de todo negocio una inversión. No seamos falsos, a todos nos gusta ver cómo aumentan nuestros ingresos sin que movamos un dedo. A mí me parece genial que Harry Potter se subaste por 40000 euros. Hoy compras un libro por 20 euros y mañana lo vendes por 40000. ¿A quién no le gustaría que le pasara eso? Lo criticamos, pero si nos ocurriera a nosotros lo veríamos con otros ojos.
Algunos prefieren invertir en viviendas (y ya vemos cómo les ha ido), otros en bolsa, etc., y también los hay que lo hacen con libros. No es un mal negocio ni una mala inversión: lo que hoy vale 500 dentro de 10 años valdrá 1000. Como dije al principio, el valor de un libro nunca disminuye, siempre crece. En este sentido el gasto astronómico está totalmente justificado.
Por otra parte, tengo que contradecir a Rafa. El valor de un libro es algo menos subjetivo de lo que parece, lo que pasa es que sólo los expertos conocen bien el mundo de la tasación. Todo en el mundo es tasable y los libros no son una excepción. No hay ni un libro al que no se le pueda poner un precio exacto. A esto también le dedicaré una entrada próximamente.
Yo no veo dónde está lo irracional.
¿Te parece poco irracional pagar una millonada por un libro de Harry Poter, o de lo que sea?
ResponderEliminarTodas las discursiones que hemos mantenido a lo largo de nuestros comentarios se resumen en una palabra: especulación, un concepto totalmente capitalista, y que me repugna bastante.
Un abrazo
"Discusiones", no "discursiones". Perdón.
ResponderEliminarVamos a ver, Laura, el post se llama LA MODERNA BIBLIOFILIA, por eso gastarse 40.000 en Harry Potter SÍ es bibliofilia, ¡por desgracia! ¡De eso me quejo, de que prefiero que se frivolice con todo lo demás pero no con la literatura!
ResponderEliminarPor supuesto que me dejo influir por la publicidad a la hora de gastar mi dinero, pero sigo sin ver qué tiene que ver con mis quejas del primer comentario.
Y por supuesto (¡esto va para el propietario del blog!) que me gustaría ser yo la que pudiera ganar 40.000 euros porque sí, pero yo no critico el negocio, critico que a eso se le llame bibliofilia con todas sus letras, nada más.
Pues yo sí lo critico, porque que sea bibliofilia es anecdótico. Lo que importa es que es especulación, y a unos niveles absolutamente obscenos.
ResponderEliminar¿Cómo va a ser bibliofilia? Si el objeto subastado fuese la capa de Hermione o la bufanda de Ron, pagarían semejantes cantidades. No importa el objeto (libro), importa aquello que lo envuelve (fanatismo).
ResponderEliminarYo no creo que a todo libro se le pueda poner un precio concreto. Dependerá del momento, del libro, del vendedor y del comprador. El precio no es proporcional a su valor.
Si por mi fuera sólo permitiría que se llamara bibliófilo al que no sólo le gustan los libros en sí sino que además conoce previamente y en profundidad la literatura.
ResponderEliminarCreo que el fondo pensamos lo mismo, pero no está de más debatirlo.
Lo cierto es que etimológicamente sí que es bibliofilia. Otra cosa es que pensemos que filosóficamente no lo sea. El peligro es hacer una lista de libros con los que sí sea bibliofilia y otra con los que no. ¿Cómo decidimos cuál entra y cuál sale? Una vez más el problema del canon, que además es móvil. ¿Cómo saber que Harry Potter dentro de 100 años no e considerará un clásico y se estudiará como hoy se estudia a Shakespeare? La calidad también tiene su parte de subjetividad.
ResponderEliminarA ver, que comprar Harry Potter sí es de bibliófilo, pero por 20 pavos, no por 40.000, es lo único que digo.
ResponderEliminarPor cierto, estoy muy enganchá a Crepúsculo -el de 17.50, el que no es de oro- y hasta que no leo dos capítulos metidita en mi cama, no me duermo.
¡Pero vamos a ver Laura, un bibliófilo no es el que es feliz leyendo libro sino teniéndolos! ¿Cómo va a ser bibliofilia comprarse Harry Potter a 20 euros? ¡No, yo en eso no estoy de acuerdo! Pero me voy al siguiente post, adiós :D
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