viernes, 5 de marzo de 2010

El falso Quijote de Murcia

Hablando de joyas que son descubiertas después de haber sido guardadas sin ser conscientes de su valor y de Quijotes de 1605 se me ha venido a la cabeza la historia del falso Quijote de Murcia. Todavía colean en Internet los ecos de esta noticia, de forma que si en el todopoderoso Google se escriben las palabras “Quijote”, “1605” y “Murcia” aparecerá algún enlace en el que se haga referencia a un sorprendente hallazgo producido en el 2005 (precisamente en el año cervantino), nada más y nada menos que el de una edición princeps de nuestro más universal libro castizo. Hay que decir de antemano, y aún a riesgo de estropear el final del relato por adelantarlo, que el ejemplar resultó ser finalmente falso.

La historia tiene un principio bastante curioso. Un niño llevó a su instituto (el IES Valle de Leiva en Alhama, Murcia) un ejemplar bastante antiguo del Quijote para hacer una actividad de clase. Este libro estaba en poder de la familia desde siempre, heredado por un antepasado que viajó mucho por América y que lo compró en Cuba. Cuando su profesor, un catedrático de literatura, lo vio, lo reconoció rápidamente como un ejemplar de la Edición Príncipe del Quijote. Se recomendó a la familia que guardara el ejemplar en un banco, porque otra edición de 1605 se había vendido en Nueva York por 1.200.000 de euros, y esta bien podría llegar a los 2.000.000 de euros.

Precisamente el experto que fue encargado, de forma bastante discreta, de verificar la autenticidad del ejemplar y de tasarlo fue el propietario de la Librería Anticuaria el Camino de Santiago de León, es decir, el bibliófilo que está detrás de la página tasaciondelibros.com. La historia puede leerse en primera persona, desde el punto de vista de uno de los protagonistas, aquí mismo. Los verdaderos causantes de todo este embrollo fueron los medios informativos, ya que la familia se mantuvo en todo momento con una actitud prudente, hasta que el libro se hubiese autentificado.

Resultó que el ejemplar no pertenecía a la Edición Príncipe del Quijote, sino que era un facsímil del siglo XIX, perfectamente distinguible a primera vista de la edición original por el papel. A pesar de no tratarse de la primera edición el libro, como edición facsímil, tiene su interés bibliográfico y comercial, aunque eso sí, nunca tan alto como el que hubiera podido tener de haber sido verdadero. En cuanto al profe de literatura, me ha recordado aquella rima de "Manolete, si no sabes torear pa qué te metes".

3 comentarios:

  1. ¿Y cuál sería el precio del libro, una vez conocida su condición de facsímil del siglo XIX? ¿Podría solucionarles la vida a sus propietarios?

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  2. No, no tanto como para solucionar la vida. Pero algunos miles de euros siempre vienen bien.

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  3. Santino,
    ¡Pobre profe de literatura con la emoción, y el corazón latiendo a un ritmo desenfrenado, creyendo haber descubierto una joya1
    Es curioso como los que no estan acostumbrados a ver libros antiguos a la que ven un papel un poco amarronado y se creen que tienen una maravilla. ¡La de libros apergaminados que se venden a metros!
    En fin, no me enteré del Quijote de Murcia y me ha hecho mucha gracia esta historia rocambolesca...

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