sábado, 27 de marzo de 2010

Paseo librero por Lisboa


Barrio de Chiado en Lisboa

Mañana Rosa y yo nos vamos unos cuantos días a Lisboa. Es la segunda vez que visitamos la capital portuguesa, esta vez con más calma, para disfrutar de una ciudad que en una primera visita casi fugaz nos deslumbró con su encanto. Vamos con la intención de conocerla a fondo, lo que por supuesto incluye un paréntesis para dedicarlo a librerías.

Según he leído, Lisboa es algo así ―o por lo menos lo ha sido― como una ciudad mítica para bibliófilos y amantes de los libros. El lugar por excelencia de las librerías de viejos es el histórico y bohemio barrio del Chiado. En un radio alrededor de la plaza Luis de Camoes se pueden encontrar más de una docena de librerías llenas de encanto. Pequeñas y destartaladas, algunas de ellas sin letreros siquiera, de horarios irregulares, casi a capricho de sus propietarios, los célebres «alfarribistas» lisboetas. Entre todas esas librerías, a veces minúsculas, destaca la librería Bertrand, que es por supuesto una visita obligatoria.

Además de las librerías, los mercadillos de libros son un importante punto de encuentro entre libreros y bibliófilos. El martes y el sábado es la Feira de Ladra (Feria de la Ladrona) en el Campo de Santa Clara, muy cerca de Sao Vicente de Fora. Los sábados además hay un mercadillo en la Rua da Anchieta, junto a la librería Bertrand y frente al café A Brasileira. Los domingos la cita es en la Rua Garrett. Tienen todo el encanto de los rastros, con montones de libros amontonados, desordenados, dispuestos para bucear en ellos en busca de algún hallazgo, en ocasiones primeras ediciones del siglo XIX y libros en español, de la generación del 98 y de la generación del 27, por ejemplo. No hay que olvidar que Ramón Gómez de la Serna vivió durante algunos años en Estoril y que por necesidades económicas se vio obligado a vender su librería a precio muy bajo, por lo que todavía circulan libros de amigos suyos dedicados al creador de las greguerías.

A Lisboa, desde luego, voy con las ideas bastante claras de lo que busco. Estoy seguro de que, por lo menos, voy a volver con un par de libros, a los que les tengo el ojo echado desde hace algún tiempo. No descarto, por supuesto, encontrar algún otro libro interesante, aunque tengo que recordar que no es ese el objetivo principal del viaje. A la vuelta os digo cuáles son estos libros y si los he conseguido.

viernes, 26 de marzo de 2010

Librería Black Gull Books (Londres)


En pleno corazón del mercado del Candem, en el 70-71 de Camden Lock Place, después de haber atravesado laberintos de puestos con ropa, complementos y bisutería, el visitante puede encontrarse de bruces con esta interesante librería que tiene mucho de la estética alternativa del más famoso mercado londinense. La decoración no es la de una librería al uso: junto con los libros se combinan objetos de lo más variado y llamativo (carteles antiguos, varias máscaras y un gigantesco reloj). Este aire desenfadado no deja de reflejarse en la distribución de los libros, pudiendo encontrar, por ejemplo, una estantería temática de drogas y rock and roll. La música es también un detalle muy a tener en cuenta: al permanecer las puertas siempre abiertas el bullicio de la plaza se sobrepone a la ligera música ambiental, que es clásica.

Varias estanterías en la calle, con libros a una y dos libras, invitan a pasar a una amplia sala dividida en dos estancias distintas, cada una con su propia entrada desde la calle. Una pared entera está dedicada a las novelas, con un escrupuloso orden de la A a la Z que facilita enormemente la búsqueda.

La librería tiene su catálogo dentro de AbeBooks, lo que permite consultarlo cómodamente antes de visitarla. La sensación que dan sus fondos, después de un vistazo on line y de un vistazo in situ, es que abundan libros baratos en ediciones sencillas, sin que haya nada realmente valioso. Entre sus piezas más caras, por ejemplo, una segunda edición de Kew Gardens de Virginia Woolf de 1927.

jueves, 25 de marzo de 2010

Librería Book & Comic Exchange (Londres)


La cita ineludible para un bibliófilo un sábado por la mañana en Londres es el mercado de Portobello Road. Según cuentan, alguien compró aquí una antigüedad por unas treinta libras y consiguió revenderla en una tienda de subastas de Internet por diez mil veces su valor. ¿Cómo no acercarse a la calle de casi un kilómetro de longitud y pasear y dejarse perder entre esas tiendecitas apiñadas y llenas de encanto? Aún así, en este mercado, uno de los más famosos del mundo, los anticuarios son experimentados en la materia, perfectamente conocedores del valor exacto de lo que venden, lo que hace que encontrar gangas sea tremendamente difícil.

El ambiente de Portobello Road salpica de lleno a esta zona de Notting Hill. No es difícil encontrarse tiendas de moda vintage o de segunda mano. Y precisamente, una de estas tiendas, en Pembridge Road, justo antes de entrar en Portobello, es una librería llamada Book & Comic Exchange. Una buena parte del espíritu del mercado de Portobello está presente en las viejas estanterías de este comercio.

Se trata de una sola sala gigante, con una gran mesa en medio, lo que hace que la librería sea un incómodo y estrecho pasillo rectangular en el que es difícil pararse a mirar libros con detenimiento y no molestar al mismo tiempo a otros clientes. En esa mesa central hay sobre todo comic ―algo que suelo echar en falta en las librerías y que les da un toque más alternativo, muy distinto a la aristocracia del Portobello Market―, y sobre ella unas estanterías con libros ordenados según distribuciones aleatorias (firmados, nuevas adquisiciones, etc.).

La sección de novelas ocupa casi una de las paredes laterales enteras. Aunque el orden de los libros trate de ser algo parecido a una distribución desde la A hasta la Z, si uno se fija más detenidamente resulta caótico y desconcertante, porque los libros no siguen al pie de la letra ese orden.

Iba con tiempo y le dediqué una hora a repasar bien las estanterías. Los libros raros, valiosos o interesantes no abundan, siendo lo habitual libros de segunda mano en ediciones baratas y sencillas. Finalmente doy con un libro que llama mi atención: una primera edición, marcada como tal, de Enderby outside de Anthony Burgess, publicada por William Heinemann Ltd. en el año 68 (sin cubierta y con un punto de óxido en el lomo superior). Sí, ya sé que no es A Clockwork Orange, pero por dos libras el libro se está vendiendo por Internet a precios muy superiores.

lunes, 8 de marzo de 2010

Librería Foyles (Londres)


Ya sé que dije que en Charing Cross Road sólo me interesaban las librerías de viejo, pero uno no puede considerarse amante de los libros (que es esa la etimología de la palabra bibliófilo) y dejar de visitar Foyles, porque sería como ser amante de los parques y dejar de visitar Central Park en un viaje a Nueva York. Y es que no puede pasar inadvertida la librería que ha entrado en el Libro Guinness de los Records como la librería más grande en términos de superficie útil, con 50 kilómetros de extensión (por supuesto, me refiero a repisas con libros). De todas formas, no he faltado exactamente a mi palabra con lo de visitar sólo librerías de viejos, ya que en los más de 100 años de vida de esta librería, y sobre todo al principio, ha sido un lugar en el que se vendían libros de segunda mano. Hoy en día prácticamente se dedican a la venta de libros nuevos.

Esta monstruosa librería (que otra palabra no se me ocurre para describirla) ocupa un edificio entero que hace esquina en Charing Cross Road. Hoy en día se ha convertido, más que en librería, en un verdadero hito para turistas, lo que queda demostrado con la venta de material relacionado con la librería o con el nombre de Foyles justo a la entrada (hay por ejemplo postales con fotos antiguas de la librería).

Una vez que se pasa la zona de material relacionado con el mundo de los libros (merchandising de Foyles, agendas, moleskines, marcapáginas, etc.) uno se puede perder literalmente entre pasillos y salas repletas de libros. De vez en cuando hay asientos para que los posibles compradores puedan hojear tranquilamente los libros, a no ser que quieran tomarse un café en la cafetería que hay en la segunda planta, mientras leen un libro.

Algo que me ha llamado mucho la atención en la distribución han sido las mesas temáticas. Para hacer más atractivos los libros de vez en cuando uno puede encontrarse mesas con libros dedicados a los temas más concretos o disparatados. Había leído, por ejemplo, sobre curiosas mesas con novelas sobre Londres, sobre perros o incluso con libros buenos con portadas feas. Efectivamente pude comprobarlo: me pareció curiosa una mesa con novelas sobre grandes desastres.

Una parada obligatoria, para satisfacer la curiosidad más personal, fue en la sección de libros en español. Bastante bien surtida (¡no podía ser de otra manera!): dos estanterías de novelas en español, con autores clásicos y superventas, desde Cervantes hasta Gabriel García Márquez; y varias estanterías más dedicadas a la enseñanza del español, adaptado a varias edades. En esta misma sección encontramos a varias españolas buscando alguna novela interesante. ¿Será casualidad o es que todos los españoles que visitamos Foyles vamos al mismo sitio?

domingo, 7 de marzo de 2010

Librería Any Amount of Books (Londres)


Uno de los blogs más interesantes que tengo en la lista de enlaces es Bookride, porque por una parte es bastante constante en sus actualizaciones y por otra ofrece una información muy útil sobre el mundo de la bibliofilia, que en más de una ocasión me ha permitido montar mis artículos. Además, me permite poner en práctica mi inglés rudimentario. Pues da la casualidad de que la persona que está detrás de Bookride es al mismo tiempo el propietario de una librería en Charing Cross Road llamada Any Amount of Books. La visita, por tanto, era inevitable.

Prácticamente al lado de Quinto Bookshop & Francis Edward, un par de ediciones más adelante en dirección a Oxford Street, también delante de Chinatown, es una librería muy al estilo de su vecina, aunque esta tiene un par de cajones llenos de libros en la puerta, lo que capta mejor la atención del potencial cliente e invita a pasar a su interior. Por lo demás, se repite el estilo de Quinto Bookshop & Francis Edward: suelo de madera con un crujido maravilloso, estantes en mitad de las salas más amplias para aprovechar mejor el espacio, estrechas escaleras y sótanos. En este caso no tan claustrofóbicos: hay dos salas, una más pequeña y otra inmensa, con una cantidad de novelas ordenadas de la A a la Z descomunal (dos paredes enteras). Si de novela la librería está bien surtida de poesía deja mucho que desear: dos pobres baldas y nada más.

Una de las ventajas de esta librería es que están registradas en la red de librerías de Abebooks, lo que permite consultar su catálogo cómodamente a través de Internet, de manera que no se vaya tan a ciegas. Desgraciadamente, tras una consulta minuciosa a su catálogo, salta a la vista que en sus fondos bibliográficos no hay nada que me resulte especialmente interesante (algo que por otra parte ya sabía, porque ya había exprimido Iberlibro antes del viaje). Como títulos especialmente interesantes, una primera edición de The Hobbit de Tolkien y otra primera edición de Nicholas Nickleby de Dickens. En español de lo más interesante que se puede encontrar es una primera edición de El libro de los seres imaginarios de Borges a un precio no demasiado disparatado. Un cartel invita a preguntar al librero por los ejemplares más valiosos: no es necesario si se viene con los deberes hechos (sobre todo por aquello de si no se domina bien el inglés).

Para evitar la sensación de irme de Londres con las manos vacías decido comprar el ejemplar de Tropic of Capricorn de Henrry Miller editado por John Calder en 1964, que es la primera edición británica que se hizo de este libro de 1939. Es un libro en bastante buen estado (con solapa) que puede alcanzar precios muy dispares, pudiendo llegar incluso en algunos casos a los 70 euros.

sábado, 6 de marzo de 2010

Librería Quinto Bookshop & Francis Edwars (Londres)


En Charing Cross Road hay dos tipos de librerías: las de libros nuevos y las de libros viejos. Por supuesto, son las segundas las que me interesan y las que he estado visitando en Londres. Una de las que están más a mano es Quinto Bookshop & Francis Edward, ya que está haciendo esquina justo enfrente de la salida del metro de Leicester Square, frente a Chinatown.

Al entrar el cliente puede encontrarse con una espaciosa sala, con un estante cerrado en medio con libros más valiosos. Lo que más llama la atención es precisamente lo que más encanto le da al local: el suelo es una tarima de madera que cruje al andar sobre ella, produciendo un sonido que invita a perderse entre sus estanterías. Estanterías, que por cierto, tienen un orden muy eficaz.

Las ofertas a 1 y 2 libras, concentradas en dos estanterías, son más bien escasas. Junto a esta misma estantería hay un pasillo que da paso a unas estrechas y enredadas escaleras que se hunden en un pasillo forrado con libros sobre guerra. A continuación se entra en una especie de laberinto subterráneo de salas y pasillos no apto para claustrofóbicos. Por suerte, unos carteles ofrecen cierto orden en semejante caos. La última sala, la de las novelas, es una gigantesca estancia, con algún asiento, que guarda ordenados alfabéticamente una gran cantidad de títulos en inglés. En esta misma sala, varias estanterías están dedicadas a novelas en otros idiomas, sobre todo en francés y muy poco en español.

No hubo suerte en esta primera librería. Me pasé un buen rato buscando desesperadamente algo pero no encontré nada que me interesara. La sensación que me dio fue de mucho libro barato de segunda mano pero poco valioso.

viernes, 5 de marzo de 2010

El falso Quijote de Murcia

Hablando de joyas que son descubiertas después de haber sido guardadas sin ser conscientes de su valor y de Quijotes de 1605 se me ha venido a la cabeza la historia del falso Quijote de Murcia. Todavía colean en Internet los ecos de esta noticia, de forma que si en el todopoderoso Google se escriben las palabras “Quijote”, “1605” y “Murcia” aparecerá algún enlace en el que se haga referencia a un sorprendente hallazgo producido en el 2005 (precisamente en el año cervantino), nada más y nada menos que el de una edición princeps de nuestro más universal libro castizo. Hay que decir de antemano, y aún a riesgo de estropear el final del relato por adelantarlo, que el ejemplar resultó ser finalmente falso.

La historia tiene un principio bastante curioso. Un niño llevó a su instituto (el IES Valle de Leiva en Alhama, Murcia) un ejemplar bastante antiguo del Quijote para hacer una actividad de clase. Este libro estaba en poder de la familia desde siempre, heredado por un antepasado que viajó mucho por América y que lo compró en Cuba. Cuando su profesor, un catedrático de literatura, lo vio, lo reconoció rápidamente como un ejemplar de la Edición Príncipe del Quijote. Se recomendó a la familia que guardara el ejemplar en un banco, porque otra edición de 1605 se había vendido en Nueva York por 1.200.000 de euros, y esta bien podría llegar a los 2.000.000 de euros.

Precisamente el experto que fue encargado, de forma bastante discreta, de verificar la autenticidad del ejemplar y de tasarlo fue el propietario de la Librería Anticuaria el Camino de Santiago de León, es decir, el bibliófilo que está detrás de la página tasaciondelibros.com. La historia puede leerse en primera persona, desde el punto de vista de uno de los protagonistas, aquí mismo. Los verdaderos causantes de todo este embrollo fueron los medios informativos, ya que la familia se mantuvo en todo momento con una actitud prudente, hasta que el libro se hubiese autentificado.

Resultó que el ejemplar no pertenecía a la Edición Príncipe del Quijote, sino que era un facsímil del siglo XIX, perfectamente distinguible a primera vista de la edición original por el papel. A pesar de no tratarse de la primera edición el libro, como edición facsímil, tiene su interés bibliográfico y comercial, aunque eso sí, nunca tan alto como el que hubiera podido tener de haber sido verdadero. En cuanto al profe de literatura, me ha recordado aquella rima de "Manolete, si no sabes torear pa qué te metes".

jueves, 4 de marzo de 2010

Cuántos Quijotes de 1605 quedan


Quijote de 1605

No puedo dejar pasar por alto una de las últimas entradas de El bibliómano. En este blog se hace referencia a otro blog, jmvalerus, en el que se hace una reflexión sobre el exagerado precio, un millón de dólares, por el que se ha vendido hace unos días el número uno de Action Comics en el que se presentaba Supermán, comparándolo con el precio que hoy en día puede alcanzar una edición del Quijote de 1605. Como el valor de este ejemplar depende en gran medida del número de ejemplares conservados, hace referencia a un grupo de investigación llamado PrinQeps 1605, según el cual existen «14 ejemplares, la mayor parte de ellos más o menos tullidos». Además de un número de ejemplares bastante limitado, las descripciones que existen de estos ejemplares son pobres y superficiales, lo que dificulta enormemente su valoración. Todavía tienen que hacer un segundo censo, en el que tienen planeado duplicar el número de ejemplares, llegando a 28; y un tercer censo, esta vez negativo, que permitirá descartar todos aquellos ejemplares fraudulentos.

No es de extrañar la queja en las descripciones. Y es que esto es todo lo que dice la Biblioteca Nacional de Madrid sobre su ejemplar: «Encuadernación en piel con hierros, cortes y cantos dorados, por Brugalla 1957, dentro de estuche». La Real Academia no es mucho más extensa en su descripción: «Encuadernación en piel con hierros, cantos dorados: “A. Menard, encuadernador…”». Y esto es cuando hay descripción.

Como línea de investigación para la llamada Edición variorum, versión electrónica del Quijote, se han identificado hasta 22 ejemplares. Dos de ellos en la Real Academia Española, en la Hispanic Society of America y en la biblioteca del congreso de Washintong DC. También hay un ejemplar en el British Museum, en la Oxford University, en la Yale University, en la Harvard University, en la Biblioteca de Cataluña, en la Bibliothèque Nationale de France, en la Biblioteca Nacional de Madrid, en la Ohio State University, en la University of Glasgow, en el State Biblioteque de Hamburgo, en la biblioteca Newberry en Chicago o en la colección privada de Javier Krahe.

Es precisamente este último el más reciente ejemplar del que se tiene noticia. En bastante buen estado, fue comprado en 1989 por Javier Krahe, y permanece en la Biblioteca de El Cigarral del Carmen en Toledo. Fue adquirido entonces por 1.800.000 dólares. Habría que ver cuánto puede valer hoy en día ese mismo ejemplar, que sin duda se habrá revalorizado bastante. Pero sobre todo habrá que ver qué superhéroe tiene más valor, si don Quijote o Supermán.

martes, 2 de marzo de 2010

Aparece una de las cartas de Descartes robadas por Guglielmo Libri


Carta de Descartes, robada en Francia

¡Sólo Dios sabrá, en el mundo de los libros, la de tesoros que habrá desperdigados por el mundo sin que sus dueños sean conscientes del valor de su posesión! Pienso sobre todo en los fondos bibliográficos no inventariados de esas librerías y bibliotecas antiguas, donde lo que menos importa es la conversación de los documentos. Cada vez son menos, por suerte o por desgracia, pero lo cierto es que cada cierto tiempo aparecen noticias de hallazgos que ven la luz tras muchos años de húmedo confinamiento. Y parece que ni las bibliotecas universitarias (que se suponen que debieran ser más sistemáticas) se salvan.

En Haverford College, una pequeña universidad del estado de Pensilvania, ha aparecido una carta de cuatro folios escrita por Descartes a su amigo Martin Mersenne. Su importancia es crucial para comprender al filósofo francés, ya que ofrece informaciones claves sobre su pensamiento, además de detalles sobre la publicación de su obra Meditaciones metafísicas (por ejemplo que el orden origionario era distinto al final).

La carta fue robada del Collège de France a mediados del siglo XIX por el italiano profesor de matemáticas Guglielmo Libri, en lo que ha sido uno de los mayores saqueos bibliófilos del mundo. Libri, cuya vida daría para una buena película (y al que ya dedicaré alguna entrada) robó nada más y nada menos que una colección de unos 30.000 libros, con manuscritos y obras de autores tan importantes como Copernico, Galileo o Fermat. Libri, que consiguió escapar a la justicia, vendió su botín en Gran Bretaña a libreros y coleccionistas. Muchas de esas obras todavía continúan perdidas (de las cartas de Descartes se han recuperado 45 de 72).

Las circunstancias del descubrimiento de la carta permiten reflexionar sobre el papel que juegan las nuevas tecnologías en la bibliofilia hoy en día. El investigador Erik-Jan Bos (de Holanda) descubrió la carta gracias a Internet, donde pudo encontrar referencias que le llevaron a pensar que podría tratarse de un original, lo que pudo certificar después de pedir una copia al Haverford College. La universidad estadounidense ofreció al Collège de France restituir el manuscrito, a lo que la institución francesa ha respondido con una recompensa de 15.000 euros por recuperar el texto.


Noticia en El Mundo

lunes, 1 de marzo de 2010

Batman supera a Supermán


Número 27 de Detective Comics, el primer Batman

Tras la vuelta de mi viaje, y enlazando con mi entrada anterior he podido ver en la prensa londinense una noticia que no me ha pasado desapercibida (no sé qué repercusión habrá tenido en España). Como ya dije hace unos días se vendía un ejemplar del primer número de Action Comic en perfecto estado (uno de los dos que existen), en el que se presenta a Supermán, por un millón de dólares. Tres días después se ha batido este record con el número 27 de Detective Comics, en el que Batman aparece por vez primera. Hay quien habla de la “guerra de los cómics”, pero siendo más realistas habría que decir que se trata de una simple casualidad.

La cantidad exacta ha sido de 789.000 euros, es decir, 75.000 dólares más que lo que se pagó por Supermán. La venta se ha llevado a cabo en la casa de subastas Heritage Auction Galleries, que ha sido la primera sorprendida por la astronómica cantidad pagada por un cómic que fue adquirido en los años 60 por 100 dólares (que ya era un buen dinero entonces). Por supuesto, no se conoce la identidad del multimillonario coleccionista que ha adquirido el cómic.

De este ejemplar, publicado en mayo de 1939, existen unos pocos ejemplares (entre 100 y 200), aún menos en tan buen estado. Como en el caso del Action Comic de Supermán su precio en la época fue de 10 centavos.


Noticia en El Mundo
Noticia en El Periódico de Catalunya